Pocos desarrolladores se convierten en sinónimo de un género de juego, pero Bethesda ha dominado tan a fondo su estilo característico que bien podríamos llamar a los RPG occidentales de mundo abierto en primera persona "Skyrimlikes" u "Oblivionvanias". Desde que The Elder Scrolls: Arena se lanzó hace tres décadas, Bethesda Game Studios ha dominado el espacio AAA, cultivando una devota base de fans, batiendo récords de ventas y una adquisición de Microsoft por valor de 7.500 millones de dólares, todo ello basado en su distintiva filosofía de diseño.
Aunque Bethesda ha producido tanto obras maestras como fracasos, el reciente (aunque poco sorprendente) anuncio de The Elder Scrolls: Oblivion Remaster nos ha hecho reevaluar nuestra clasificación de siempre. Con The Elder Scrolls VI aún a años vista -sólo representado por un tentador (aunque prematuro) logotipo-, esta lista no quedará desfasada en breve.
Aclaración previa: Esta clasificación se centra únicamente en los RPG principales de Bethesda. Spin-offs como el cooperativo Battlespire o la aventura de acción Redguard no entran en la lista, ni tampoco títulos para móviles como The Elder Scrolls Blades o Fallout Shelter (aunque el humor negro y la encantadora estética Vault Boy de este último merecen elogios).
Nos centramos en las obras que definen el estudio, los amplios sandboxes que definen el género y encarnan la quintaesencia del "juego de Bethesda", aunque empecemos por...
9: The Elder Scrolls: Arena
El debut de la franquicia no es el último por su mala calidad, sino porque fue una prueba de fuego. En 1994, Bethesda sólo había desarrollado juegos de deportes y Terminator: Arena mezclaba ambos. Concebido inicialmente como un simulador de gladiadores medievales con misiones secundarias, evolucionó a mitad de desarrollo hasta convertirse en un pionero RPG en primera persona en el que los luchadores podían explorar ciudades, interactuar con PNJ y enfrentarse a brutales mazmorras.
¿El resultado? Un torpe pero ambicioso "dónde demonios me meto" que recuerda a Ultima Underworld y Might and Magic, repleto de sistemas arcanos, botín aleatorio y misiones laberínticas. La mecánica de combate, basada en tiradas de dados, hacía que los golpes resultaran inútiles, así que es una suerte que el equipo desechara la premisa del gladiador, aunque demasiado tarde para cambiar el nombre del juego. Con los materiales de marketing ya impresos, lo rebautizaron como "Capítulo Uno" de una gran saga de "Elder Scrolls".
Declarar un debut como el inicio de una franquicia era una apuesta arriesgada, pero los defectos de Arena no pudieron eclipsar su potencial, y situaron a Bethesda en un camino legendario.
8: Starfield
Cada nuevo lanzamiento de Bethesda desata el debate: ¿sustituirá por fin a su vetusto motor Gamebryo? El "motor de creación 2.0" de Starfield ha respondido con un rotundo "no": las mismas pantallas de carga, la misma estructura basada en células, pero con una estética NASApunk.
Aunque la ambientación de ciencia ficción encantó al principio, sus planetas generados proceduralmente -que albergan una docena de puntos de interés reciclados- chocan con los puntos fuertes de Bethesda. A diferencia de las mazmorras artesanales de Skyrim, las minas y laboratorios abandonados de Starfield resultan repetitivos. ¿Atrapado en una roca estéril? No hay descubrimientos orgánicos, solo piratas a los que disparar antes de volver suspirando a la nave.
Colocar Starfield cerca de Arena puede parecer duro, pero la ambición pionera merece más gracia que una superproducción de 200 millones de dólares que prometió galaxias y entregó monotonía.
7: The Elder Scrolls II: Daggerfall
La generación procedural de Starfield duele porque Bethesda la perfeccionó en 1997. El mapa de 80.000 millas cuadradas de Daggerfall (el tamaño de Gran Bretaña) empequeñece las 15 millas cuadradas de Skyrim. Recorrerlo lleva 69 horas, más rápido a caballo, si puedes soportar mirar una melena pixelada.
La Bahía Ilíaca alberga nueve climas, 44 regiones políticas y 15.000 puntos de interés, incluidas 4.000 mazmorras. La exploración de mazmorras mejoró ligeramente, pero aquí debutó el sistema de "habilidades a través del uso". En la superficie, podías comprar propiedades, unirte a gremios y enfrentarte a las consecuencias de los crímenes: sistemas sencillos que fomentaban una inmersión profunda.
6: Fallout 76
Fallout 76, inicialmente un looter-shooter multijugador sin PNJ, fue un desastre en 2018. Los griefers sustituyeron a los diálogos guionizados; los límites de botín y las controversias de precios agravaron la miseria.
Tras la actualización de los Wastelanders, los NPC con voz y los ajustes sistémicos lo convirtieron en un RPG cooperativo decente. Sin embargo, Elder Scrolls Online (desarrollado externamente) lo eclipsa, un testimonio de cómo los compromisos del servicio en vivo alienaron a los principales fans de Fallout.
5: Fallout 4
Los 25 millones de ventas de Fallout 4 lo coronan como el rey comercial de la serie, pero la accesibilidad tuvo un coste. El juego de armas y los asentamientos brillaban, pero el sistema de cuatro respuestas del protagonista con voz ("amable, grosero, neutral, dime más") destruía la profundidad del juego de rol. La trama centrada en los sintetizadores chocaba con la garra de Fallout, y las facciones parecían atracciones de parque temático.
4: Fallout 3
El primer Fallout de Bethesda polarizó a los fans. La introducción de Vault 101 y la mecánica V.A.T.S. fueron triunfos, pero la Capital Wasteland, teñida de verde, se basaba en mazmorras de metro copiadas. Un final sin sentido -obligando a tu personaje, vulnerable a la radiación, a morir mientras un compañero inmune a ella observa- epitomizó los errores narrativos de Bethesda.
3: The Elder Scrolls IV: Oblivion
Oblivion codificó la fórmula moderna de Bethesda: pausas para el diálogo, dominio del sigilo con arco y poder narrativo de fantasía. Su misión principal, similar a la de El Señor de los Anillos, palidecía al lado de las misiones de los gremios, especialmente los creativos asesinatos de la Hermandad Oscura y el secretismo de leyenda urbana del Gremio de Ladrones.
Sin embargo, los NPC con cara de patata, la búsqueda de estadísticas óptimas y el cansancio de la Puerta de Oblivion lo lastran. El pulido visual de la remasterización y el botón de sprint ayudan, aunque sigue habiendo combates chungos y bandidos subidos de nivel con equipo daédrico.
2: The Elder Scrolls V: Skyrim
Skyrim sacrificó la profundidad de las misiones y la variedad de personajes en favor de la accesibilidad, pero sigue siendo la obra cumbre de Bethesda. Las armas dobles, los gritos de dragón y los trucos para escalar montañas hacían que el juego fuera emocionante. Su tundra nórdica, sus ruinas Dwemer y sus acogedores hogares crearon un mundo que los jugadores nunca querrían abandonar.